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LA TRIBUNA.13-01-04.
Cartas: EL CUENTO DE LA JORNADA CONTINUADA...
(Julián Marín Coba)
(presidente AMPA C.P. Castilla-La Mancha y vicepresidente
de la FAMPA)
Había una vez un emperador que se pasaba el día
en su guardarropa probándose trajes, en vez de ocuparse
de los asuntos del país. Tenia un vestido para cada
hora del día. Pasaba revista a sus soldados, iba al
teatro, paseaba por sus jardines y organizaba fiestas sólo
para lucir sus trajes.
Un día se presentaron dos hombres diciendo que sabían
hacer una tela mágica que sería invisible para
la gente tonta.
El Emperador se consideraba muy inteligente y quiso un vestido
de esa tela maravillosa y les pagó por adelantado una
gran cantidad de dinero.
Los estafadores se pusieron a trabajar con sus hilos invisibles.
El Emperador quiso saber cómo iba su traje y mandó
a su primer ministro a visitarlos.
Al ver los talleres vacíos, como no quería parecer
tonto, comentó con interés que nunca había
visto nada igual en su vida. Los falsos tejedores aprovecharon
la ocasión para pedirle más dinero.
Al cabo de unos días, el Emperador mandó a su
primer secretario para ver si la tela estaba terminada. Al
recibir esta visita, los estafadores le pidieron su opinión
sobre la tela. Aunque no veía nada, para no parecer
tonto, dijo no encontrar palabras para describir lo que veía.
Los falsos tejedores pidieron más dinero para terminar
la tela.
En todas partes se hablaba de la tela y el Emperador quiso
verla y se presentó en el taller. Y como no veía
nada y no quería parecer tonto se acercó al
telar vacío y dijo:
-¡Es impresionante!
Y todos repitieron:
-¡Es impresionante¡
Estaba tan contento que concedió a los estafadores
el título de «Tejedores del Imperio», dio
una condecoración a cada uno y mandó organizar
un desfile para lucir el nuevo traje.
Los dos estafadores fingieron vestir al Emperador.
El Maestro de Ceremonias anunció que la comitiva esperaba
en la calle para empezar el desfile.
El Emperador seguido de su corte inició la marcha dándose
importancia. Todo el mundo comentaba con admiración
lo hermoso que era el nuevo traje.
Nadie quería que los demás se diesen cuenta
de que no veían nada para no parecer tontos.
De pronto, una niña dijo:
-¡Pero si no lleva nada puesto!
Y todos repitieron cada vez más fuerte:
-¡Pero si no lleva nada puesto!
El Emperador pensó que tenían razón,
pero no perdió la compostura y, más estirado
que nunca, siguió avanzado acompañado de su
corte imperial...
....Ahora que he terminado, creo recordar que no era así
exactamente como se titulaba, pero bueno da igual al caso.
Ya empiezan a oírse voces, aunque no sea la de los
niñ@s, que es la que más nos debiera importar;
esperemos que los padres se den cuenta de que este proyecto
de Jornada Continua está en cueros.
Julián Marín Coba - Presidente de la Asociación de Padre de Alumnos
del Colegio «Castilla la Mancha»
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