LA TRIBUNA.23-02-04
Artículo: CULTURAS DEL APRECIO Y EL MENOSPRECIO
(Eduardo Cantos )

«Aquí se han enfrentado dos culturas y dos modalidades de enseñanza; una cultura del aprecio y una del menosprecio; una cultura en positivo que quiere hacer cosas y otra en negativo que dice constantemente que no lo hagas, que no te metas, que no puedes» y que, al final, el resultado ha sido de un «claro triunfo» de la primera sobre la segunda, frente a la «irresponsabilidad de quienes enarbolaron la bandera del no».

Este párrafo pertenece a las declaraciones que ha hecho don Jesús Ortega, en relación con los resultados que, sobre la jornada escolar, se obtuvieron en las votaciones que a ese respecto se celebraron el lunes, día 16 de febrero.

Yo pensaba que después de haberse celebrado dicha votación, sea cual fuere su resultado, el asunto quedaba zanjado en lo que se refiere a los estira y afloja de, digamos que de las partes contendientes, porque ahora, lo único que importaba era, que el proyecto salga adelante de la mejor forma posible, y nada más. Pero ya veo que no.

Cuando a uno le meten los dedos en la boca, siente nauseas. Y eso es lo que ha hecho el señor Ortega con sus declaraciones, meter el dedo en la boda de los que, de una forma prudente, han analizado el proceso que ha servido para determinar, qué horario escolar va a regir el próximo curso. Y, claro, así pasa: que ahora, otra vez la polémica está servida.

Don Jesús ¿qué es eso de que al final el resultado ha sido un claro triunfo de la responsabilidad frente a la irresponsabilidad, y sobre la cultura del menosprecio? ¿A que vienen esos aires de superioridad? ¿Es posible que aún crea que sin el apoyo sindical y del aparato administrativo, amén del poder de coacción que, de manera natural, ejerce un profesor en el ambiente escolar que le es afín, el SI hubiera podido «triunfar»? ¿A qué menosprecio se refiere usted? ¿Al de creer que los maestros van a lo suyo? ¿Al de pensar que todo no estribaba en que, finalmente -como usted confirma en sus declaraciones- hubiera unos ganadores y unos perdedores?

Claro que sí que la dignidad de los maestros están por encima de todas estas zacapellas. Lo que sucede, es que, como la mujer de César, muchas veces se tiene que demostrar, para que ciertas apariencias no la empañen. A mi modo de ver las cosas, declaraciones como las suyas no benefician nada la situación. Es más, creo que la enrarecen, porque, llegados a un punto -el de la votación-, todo debió quedar superado para que, con la buena voluntad de todos, el «invento» sea un éxito.... Si eso es posible.

Cultura del aprecio y cultura del menosprecio. Realmente ¿sabe usted lo que dice? ¿Quién menosprecia a quien? Y el que aprecia ¿qué aprecia? ¿Acaso lo que usted defiende sin darles mayores posibilidades a quienes no comulgan con sus ideas?..... Triunfo de la responsabilidad sobre la irresponsabilidad... Si, ya lo veo, don Jesús.....

Caramba, don Jesús, es usted un gran demócrata. Enhorabuena.

Eduardo Cantos