¿QUÉ
EDUCACIÓN SUPERIOR EUROPEA?
MANIFIESTO DE
PROFESORES E INVESTIGADORES UNIVERSITARIOS
Los abajo firmantes, catedráticos, profesores
titulares, profesores contratados, investigadores y becarios de investigación
de diversas universidades de la Unión Europea, en tanto que responsables ante
la sociedad de diferentes campos de conocimiento (si bien a título personal y
no en representación de nuestras respectivas instituciones), deseamos
manifestar públicamente nuestra preocupación ante la orientación que el proceso
de construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior está adoptando en
lo que a las reformas de las estructuras educativas se refiere, así como a la
noción misma de universidad y de su papel en la educación superior. Conscientes
como los que más de la necesidad de transformaciones profundas que contribuyan
a su mejora, no por ello dejamos de advertir la necesidad de un debate público
en el que puedan someterse a crítica algunos aspectos de especial relevancia.
§
Nos preocupa que las transformaciones de la universidad se
planeen sin el indispensable debate público o que en este debate las numerosas
voces que han de intervenir en él no dejen escuchar las opiniones de profesores
y estudiantes universitarios.
§
Nos preocupa que, so pretexto de que la universidad debe estar
al servicio de la sociedad, lo que nadie niega, proliferen las agencias e
instituciones extrauniversitarias, que dominadas por el poder político de turno
o por poderosos grupos de presión dirijan la política intrauniversitaria.
§
Nos preocupa que, con el argumento de que la universidad debe
atender a las demandas sociales, haciendo una interpretación claramente reduccionista
de qué sea la sociedad, en realidad se ponga a la universidad al exclusivo
servicio de la empresas y se atienda únicamente a la formación de los
profesionales solicitados por éstas.
§
Nos preocupa que de manera expresa se menosprecien otro tipo de
demandas sociales de no menor importancia, desligadas de intereses mercantiles
y directamente relacionadas con objetivos perseguidos por una parte del
alumnado universitario como son la adquisición de una sólida formación teórica
en una determinada especialidad científica o humanística, o el cultivo de muy
diversas artes y saberes, todo lo cual constituye una parte del patrimonio
cultural europeo digno de ser preservado y transmitido.
§
Nos preocupa que los cambios no sean respetuosos con la
idiosincrasia de cada uno de los estudios universitarios y se aplique un modelo
único para todas las titulaciones en el que domine casi por completo la
profesionalización en el marco de una concepción claramente utilitarista del
conocimiento. En particular nos preocupa que los criterios de la llamada
“evaluación de la calidad” se conviertan en rígidos moldes que pongan fin a la
necesaria diversidad de los estudios universitarios.
§
Nos preocupa que, anegados en la denominada por algunos
“cultura de la calidad”, termine gestionándose la universidad al modo de una
empresa, lo que de hecho implica concebirla como un negocio del sector de
servicios, al tiempo que el conocimiento se convierte en una mercancía y los
alumnos en clientes.
§
Nos preocupa que ciertos “expertos” en educación universitaria
hayan convenido que la adaptación de los estudiantes al mercado de trabajo sea
la única finalidad de la formación universitaria y deba traducirse en la
adquisición de “habilidades, destrezas y competencias”, lo que de hecho supone
un vaciamiento de contenidos enmascarado en un nuevo lenguaje de origen
extra-académico. Muy especialmente nos preocupa que nuestras autoridades
académicas hayan comenzado a hablar de la adquisición de conocimiento como el
“elemento limitante”, a modo de un viejo traje del que cuanto antes convendría
despojarse.
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Nos preocupa que entre los no explicitados objetivos del nuevo
auge que estos supuestos “expertos” en educación han decidido conceder a las
mencionadas competencias, habilidades y destrezas en detrimento de los
conocimientos propios de cada disciplina, figure, al menos en el caso
específicamente español, el deseo de abordar por la puerta falsa el problema
del fracaso escolar de los estudiantes derivado a su vez de la inadecuada
formación con la que acceden a la universidad y que ha llevado a muchas
facultades a tener que crear grupos cero con el fin de paliar dicho problema.
§
Nos
preocupa que, en este
contexto y bajo el lema "de la enseñanza al aprendizaje", la
necesidad de reflexión pedagógica, imprescindible para la mejora de la
enseñanza universitaria, se convierta en el pretexto para otorgar a una
particular disciplina académica, la psicopedagogía, la función de marcar la
pauta en las demás. Y que semejante transformación no desemboque en otra cosa
que en un aumento desmesurado del trabajo burocrático del profesor
(programación, temporalización, fichas, guías docentes), que merme sus energías
sin aumentar la calidad de su docencia. A la vista de lo sucedido con la
enseñanza secundaria, en el caso español esto resulta especialmente alarmante.
§
Nos preocupa que caminemos hacia una Universidad cuyo
profesorado no va a ser valorado fundamentalmente por sus méritos docentes e
investigadores, sino por su capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías de
información y comunicación (TIC) y a la pedagogía del “aprender a aprender”, y
por tanto a una Universidad definida por la menor exigencia de cualificación de
sus investigadores y docentes (lo que, desde luego, permite abaratar sus
costes).
§
Nos preocupa que no se afronte la reforma universitaria con un
estudio serio de las necesidades económicas (posible aumento de plantilla,
remodelación de edificios, nuevos equipamientos), sin lo cual está condenada al
fracaso. Ello, a su vez, se relaciona con la pretensión de que la actual
reforma educativa se lleve a cabo sin una financiación estatal incrementada
(“coste cero”).
§
Nos preocupa más específicamente que los vientos políticos
corran en la dirección de reducir el peso económico del sector estatal en la
educación, así como de condicionar la financiación pública a la previa
obtención de financiación privada (eufemísticamente denominada “externa”),
hasta el punto de llegar a convertir esta exigencia en un sorprendente
requisito de calidad (tal y como ha sucedido con las menciones de calidad de
los programas de doctorado). Así, como resultado de un nuevo sistema de
financiación universitaria, nos preocupa que las universidades se vean abocadas
a concebir su propia labor como la exclusiva producción de aquellas mercancías
por las que las empresas estén dispuestas a pagar.
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Nos preocupa que se acentúen las diferencias sociales en el
acceso a la educación superior: tememos sobre todo que, en la mayoría de las
universidades, los títulos de grado acabarán significando tan sólo un mero
“pase” al mundo laboral, mientras que los títulos de posgrado, los que
verdaderamente van a introducir la diferencia en punto a la cualificación, se
convierten en un negocio.
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Nos preocupa que la formación continua y la flexibilidad
curricular de profesores y alumnos, propiciadas por la reforma, constituyan la
ocasión y la excusa para una educación superior menos cualificada en la que, de
hecho, se contribuya a formar futuros asalariados en peores condiciones
laborales y sometidos a la extrema movilidad por territorio europeo que exijan
los empleadores.
§
Nos preocupa, en fin, que la comunidad universitaria no exija
ser escuchada, optando por el “sálvese quien pueda” o, como denuncia la
Universidad de París 8, por el “cada uno para sí y el mercado para todos”. Lo
que está en juego es el futuro de la educación superior en el seno del Estado
Social de Derecho.
Mas información
http://147.96.40.211/formulario.cfm
estamospreocupados2007@yahoo.es
http://fs-morente.filos.ucm.es/debate/inicio.htm