Revista de Premsa

 

EL PAIS

08-11-04

"Si se apuesta por la educación hay que subir los presupuestos" 

Educación y humanidades en la enseñanza secundaria

Las diócesis catalanas y vascas ignoran las firmas contra la reforma educativa

 

"Si se apuesta por la educación hay que subir los presupuestos"

 

En junio de este año, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) cumplió 25 años. Desde ese mismo mes, la catalana Lola Abelló (Barcelona, 1950) preside la organización, en la que se integran más de 12.000 asociaciones de padres de alumnos de toda España. La Ceapa sigue fiel a sus principios fundacionales, "una educación pública de calidad, laica, solidaria e integradora". Una carta de presentación irrenunciable ante el nuevo debate sobre la reforma educativa.

Pregunta. ¿Cuáles son los problemas y las bondades de los cambios planteados por el Ministerio de Educación?

Respuesta. Es importante que la etapa infantil, de cero a seis años, sea educativa porque la educación temprana puede corregir desigualdades. Pero hay que hacer una buena red de centros públicos para ello. Respecto a la primaria, creo que no debe ser sólo una etapa preparatoria de la secundaria. Es la etapa para aprender a aprender y a convivir.

P. Ceapa se ha opuesto a los itinerarios que planteaba la Ley de Calidad (LOCE) del PP para secundaria, pero apoyan la diversificación curricular (contenidos adaptados a grupos de alumnos según sus capacidades). ¿Cuál es la diferencia?

R. No basta con la diversificación curricular. En las clases hay diferencias y se puede optar por separar a los alumnos buenos de los malos (aunque no me gusta esta definición), o bien, mezclarlos. Está demostrado que si los mezclas, los niños más capaces tiran de los otros. El problema es que hay muchos padres que no han pasado del yo al nosotros y no quieren que sus hijos se mezclen porque creen que perderán. Pero ayudar a los compañeros también educa al niño.

P. Pero eso que plantea ya está ocurriendo, todos están mezclados en una misma clase.

R. No es verdad. Eso es lo que se vende, pero cuando propusieron los itinerarios en la LOCE algunos aplaudieron porque lo que se estaba haciendo era poner sobre el papel una norma que ya se aplicaba. Los niños que llegaban a secundaria a veces pasaban una prueba y se les distribuía por grupos A, B o C. Los buenos, los malos y los más malos. Estaban legalizando lo que ya pasaba. De esa forma se perpetuaba la condena que ya tenían muchos niños y niñas por su procedencia sociocultural y económica.

P. ¿Cómo ve el presupuesto para educación?

R. Bueno, para empezar... Pero estamos muy por debajo de lo que pedimos, queremos un gasto público respecto al PIB como la media de la UE [un 5,5%] y estamos en el cuatro y pico. Si se apuesta por la educación hay que subir el presupuesto.

P. ¿Le están dando una tregua al Gobierno?

R. Sí, de momento estamos viendo cómo se va a gestionar ese presupuesto.

P. El anterior Gobierno aprobó la gratuidad de la educación infantil de tres a seis años. Y el nuevo ha prometido financiarla.

R. Nos parece mal. Pedimos la gratuidad en la educación infantil pero en la pública, para que tengan acceso todos. Hacer gratuito este tramo con conciertos sólo beneficia al que pueda pagarlo.

P. Si es gratuita todo el mundo podrá acceder a ella, sin más.

R. Esa es la teoría, pero hay todavía una doble red educativa que debe desaparecer o, en todo caso, poner muy claro cuál es la escuela con intención pública, para así jugar con las mismas ventajas e inconvenientes. Los centros subvencionados con fondos públicos están pidiendo algunas cantidades a los padres. Así la gratuidad no está asegurada.

P. ¿Temen que aun haciendo gratuita la infantil se les pida a los padres ese dinero que dice?

R. Sí, porque también en primaria es gratuita y los padres de la concertada siguen pagando cuotas para fundaciones.

P. ¿Y no sería recomendable que aquellos padres con economía holgada se hagan corresponsables de parte del coste educativo en la red pública?

R. Hemos logrado la igualdad en el horario lectivo, pero hay desigualdad en las actividades extraescolares, que también son educativas, porque tienen que pagarlas los padres. Eso no podemos evitarlo, por tanto, en la pública también se paga, de una forma indirecta, con los impuestos, o directa, por ejemplo, los libros.

P. ¿Cree que los padres están siendo conscientes de las batallas educativas que se libran en el terreno político y en la calle?

R. Sí, se dan cuenta de que la educación no está siendo una cuestión social, sino partidista, según quién gobierne. Tanto en Ceapa como en Concapa (la confederación de los padres católicos) somos conscientes de eso. Y tenemos ganas de llegar a un consenso social para quitar la educación de las manos de los políticos, de los partidos y evitar así la inestabilidad.

P. Pero los padres no protestan en la calle. Y su participación en los consejos escolares es más bien escasa.

R. En los consejos escolares no se implican porque el margen que les han dejado es muy limitado. Aparte de eso, ahora se nos pide que animemos, que cuidemos de la educación de nuestros hijos tanto en la escuela como en casa, y es nuestra responsabilidad, pero en esa parte no lectiva se generan muchas desigualdades. Y para poder cumplir con ello vamos a buscar recursos en las administraciones, sobre todo la local, para que todo el mundo tenga acceso a toda la educación posible. La educación va más allá de la escuela y ésa es también nuestra responsabilidad. Ahí es donde las APAS deben jugar un papel más acorde con los tiempos que vivimos. Además, en los consejos escolares se iba, se votaba y se delegaba, pero se necesitan también unas APAS fuertes a las que se les pueda pedir explicaciones.

P. ¿Ceapa va a pedir a los padres más implicación en la educación de los niños fuera del aula?

R. Sí, porque además en el colegio todavía hay muchos resquemores; padres y profesores recelan a veces, consideran que se invaden competencias. En la escuela hay que trabajar codo con codo pero cada cual en su lugar.

P. ¿Están diciendo que van a dar un respiro a los profesores para que ejerzan su soberanía en la escuela?

R. Exacto. Eso les afirmará.

P. Ceapa siempre ha planteado que la religión debe estar fuera de la escuela. Con el cambio de Gobierno parece que todo quedará como estaba antes de la LOCE. ¿Se conforman con esto?

R. No. Hay valores éticos universales en los que todos podemos estar de acuerdo. Y hay otros valores, éticos también, pero son morales, y éstos forman parte del ámbito privado, los franceses lo tienen muy claro. La religión y la ideología están dentro de este ámbito. Los que no queremos religión también tenemos los mismos derechos constitucionales. Vamos a buscar el ámbito común en la escuela y la religión debe salir fuera del horario lectivo. Como pasa en Italia. El derecho de uno no puede invadir el de otros.

P. Si sale del horario lectivo, ¿quién pagará a los profesores de religión?

R. Cada Iglesia debe pagar a los suyos. La música extraescolar o el kárate lo pagan los padres. Los valores morales en la escuela forman parte del pasado. El Gobierno está siendo con la religión muy tímido y poco valiente. Tendrá sus razones, que desconozco, pero que podría adivinar.

 

Educación y humanidades en la enseñanza secundaria

Francisco Rodríguez Adrados es miembro de la Academia Española y de la Academia de la Historia.

 

La verdad, en el panorama actual de España da la impresión de que la educación es un problema menor que apenas se menciona. En relación con la suspensión de la aplicación de la Ley de Calidad de la Enseñanza (LOCE), apenas se ha hablado en los medios de comunicación de otra cosa que del tema de la religión. Es importante, qué duda cabe, pero no el central de la organización de la enseñanza: cursos, contenidos y demás.

Sobre esto se dice muy poco o nada. En las declaraciones a este periódico, no hace muchos días, del presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero, ni se menciona. Y el documento del Ministerio de Educación titulado Una educación de calidad para todos. Propuestas para el debate, no puede ser más impreciso.

Sobre el tema de las reformas de la enseñanza secundaria en España desde fines de los sesenta he intervenido con frecuencia, bien desde la presidencia de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, bien a título individual. Y he publicado libros en que recojo el día a día de estos debates, así como mis opiniones. Diversos medios de comunicación, incluido EL PAÍS, me han prestado hospitalidad.

Me limito a recordar dos artículos míos en este periódico: La reforma del BUP, una amenaza para la cultura (EL PAÍS, 11-12-1984) y Una gran tragedia educativa (EL PAÍS, 5-2-2000). Hallaron eco en su momento. Querría continuarlos ahora. Los lectores de EL PAÍS merecen recibir información sobre posiciones que son las de muchos.

No es cuestión de un relato largo. El resumen de la evolución del tema de la enseñanza secundaria es que ha habido una evidente generalización de la misma, acompañada de un crecimiento en profesorado y en medios. Ha habido, al tiempo, un descenso continuo en los niveles de enseñanza: muchos pensábamos que habría sido imperativo combinar los dos factores, es decir, buscar la difusión sin disminuir los niveles de conocimiento. El conocimiento es importante para el ser humano y a veces da la impresión de que es considerado como cosa accesoria.

Y luego ha habido el terrible carrusel de las reformas: una tensión constante para el profesorado, a veces un aumento de su escepticismo, cansancio y sensación de impotencia. La idea general, hoy, es que la enseñanza debería ser sustraída a la lucha política, llegarse a acuerdos duraderos. Y cortarse, desde luego, tanta inseguridad y tanta polémica, tanta sujeción del profesorado a infinitas autoridades, reglamentaciones, consejos, "orientaciones" y cortapisas que no le dejan trabajar.

En realidad, los retoques del PP a la legislación anterior, la LOGSE entre ella, fueron mínimos: yo los proponía mucho mayores. Y no culminaron: la LOCE fue aprobada finalmente, pero los proyectos de reales decretos, presentados a la prensa el 6 de febrero de 2003 y de los que conservo una copia, por razones para mí misteriosas no llegaron a publicarse.

El PSOE ha tenido el buen sentido de respetar parte de la LOCE, sobre todo la que suprimía el aprobado libre y la que establecía elección de materias en los dos últimos cursos de la ESO. La famosa comprensividad, la teoría, de fundamentos más bien míticos, que establecía que todos los alumnos habían de estudiar lo mismo hasta los 16 años, parece felizmente enterrada.

Las diferencias teóricas parecen, pues, no ser grandes. Y, sin embargo, todos los que hemos seguido la evolución de la enseñanza desde la Ley General de Educación de 1970, en estos momentos nos sentimos, una vez más, dentro del túnel. Adónde vamos, no lo sabemos. Porque había un comienzo de racionalización: unos planes con enseñanzas concretas dentro de secciones concretas (dos en tercer año, tres en cuarto). También materias optativas. Y ahora no sabemos adónde vamos.

No oculto que tengo en mi pensamiento las lenguas clásicas, que tantísimo han sufrido con las sucesivas reformas y que ahora ganaban algunos puntos: pero no sólo ellas, créanme, sino el conjunto de la enseñanza, que necesitaba unas diversificaciones, pero también unas seguridades. Las lenguas clásicas no son sino un ejemplo. La LOCE y los frustrados decretos introducían, en la ESO, un curso de cultura clásica para el itinerario científico-humanístico y uno de latín para el humanístico. Es lo menos que podía pedirse a quien aspirara a saber algo de las bases de nuestra civilización. Lo mínimo para que hubiera un fundamento para elegir, luego, una modalidad en el bachillerato.

Ahora quedamos en la incertidumbre, una vez más. E igual todas las demás materias. Y no vemos razones para ello, la verdad.

Para tratar de comprender he preguntado aquí y allá y he visto las "propuestas para el debate", que he tenido la paciencia de leer en Internet e imprimir nada menos que 167 páginas. Sigo sin enterarme de otra cosa, sino de que el documento deja abierto el paso a cualquier cosa.

Tras infinito bla bla pedagógico, parecido al que decora toda la legislación al menos desde el último franquismo, el núcleo es mínimo: consiste en lograr un consenso. O sea, que se ha abierto la puerta a algo nuevo que no se sabe qué es, algo carente de programa. Bueno, algo se dice y, la verdad, lo que se dice no tranquiliza mucho.

Para la ESO, habla (página 53) de "diversidad", que se logra mediante "adaptaciones curriculares, desdobles de grupos, materias optativas y programas de diversificación curricular". De "modelo flexible" que "requiere un grado importante de autonomía de los centros docentes para que puedan organizar una oferta rica y diversificada (¡ésta es la palabra!) de opciones y programas". Las "propuestas", en la página 59, insisten en "un modelo flexible que permita atender adecuadamente a la pluralidad de necesidades, aptitudes e intereses de los alumnos". Etcétera. Esto es todo.

Cierto, es necesaria la diversificación, la LOCE la introducía ya, precisamente. Pero es imperativo que haya una serie de materias serias, con cursos y horarios fijos, y que no sean contorneadas con toda clase de subterfugios y camelos por toda clase de autoridades. Tiene que haber un núcleo común en toda España. Y no dejar hueco a que pase, por ejemplo, lo que pasó en un tiempo en Cataluña, cuando la "cultura clásica" era una entre treinta materias a elegir durante un cuatrimestre.

Un núcleo tiene que existir, la opcionalidad y discrecionalidad debe reducirse a lo que es lógico, no crecer cual la mala moneda, el cómodo atajo, que devalúa la buena. Tenemos de esto infinita experiencia.

Esto, en lo relativo a la ESO. Para el bachillerato, tampoco nos tranquiliza el documento. Añade (página 77) una materia nueva para todos, "destinada a aportar la formación científica imprescindible". No comprendo, materias científicas hay ya. Y añade que disminuirá en cada modalidad (permanecen las mismas) el número de materias obligatorias, para que los alumnos tengan mayor posibilidad de elección.

Se me abren las carnes. Piensen que nuestro bachillerato, el más breve de Europa, comprime en dos años materias que antes ocupaban cuatro, antes siete. Si las materias serias son reducidas a favor de opciones fáciles y "a la moda", seguirán descendiendo los niveles básicos de conocimiento. ¿Es que, y no es más que un ejemplo, el griego, que en la modalidad de humanidades subió de un año, algo paranoico, a dos, volverá otra vez a un año? Pues apaga y vámonos.

En fin, ni la LOCE ni nada representa la última palabra. Retoques puede haber. Pero el camino que se nos ofrece es más bien un incierto sendero a través de una selva oscura. Es más de lo mismo: la vieja huida, toda una historia ya, de los conocimientos serios y profundos. Abre la puerta a una mínima ley que deje las manos libres a mil "adaptaciones" irresponsables.

Esto es lo que pienso, desde un único interés, el de la enseñanza. Una enseñanza basada en el conocimiento. De la Universidad hablaré otro día.

 

Las diócesis catalanas y vascas ignoran las firmas contra la reforma educativa

Escaso seguimiento de la campaña episcopal en Madrid y Comunidad Valenciana

 

No se cumplió lo anunciado por la Conferencia Episcopal Española. No fue masiva la recogida de firmas a la salida de misa en favor de la asignatura de Religión Católica. Brillaron por su ausencia los millones de folletos contra la eutanasia de los que el portavoz de los obispos, Juan Antonio Martínez Camino, habló el pasado viernes. Y los párrocos de Cataluña y del País Vasco no secundaron la campaña, acogiéndose a la libertad de hacerlo o no. La jerarquía catalana mantiene una relación de diálogo con Maragall, y el clero vasco ni ha debatido la iniciativa de la Conferencia Episcopal. En Cataluña no se está haciendo campaña activa ni se están recogiendo firmas a la salida de las iglesias en contra de la reforma educativa del Gobierno. Esto significa un desmarque respecto a otras actitudes contrarias a esta reforma, aunque oficialmente la jerarquía eclesiástica catalana no se ha pronunciado al respecto.

El rector de la parroquia de Sant Ot de Barcelona, Fernando Perales, afirmó ayer que los obispos catalanes tienen "libertad absoluta" para decidir si reparten en sus obispados el folleto en contra de la práctica de la eutanasia editado recientemente por la Conferencia Episcopal Española, informa Europa Press.

El documento La eutanasia es inmoral y antisocial debe entenderse, para Perales, "a título informativo, porque la Conferencia Episcopal no tiene jurisdicción sobre cada obispado", por lo que cada obispo "decide si tiene que dar publicidad al folleto" o prefiere no repartirlo. En este sentido, Perales señaló que el obispado de Barcelona "no ha emitido ninguna indicación a las parroquias" acerca de la obligación de repartir el folleto. Por consiguiente, cada rector tiene la potestad de hacerlo conocer a sus feligreses o no.

El nuevo arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, está manteniendo una actitud de entente y diálogo con el Gobierno catalán de izquierdas que preside Pasqual Maragall. Hace apenas cinco días que la consejera de Educación, la republicana Marta Cid, escenificó esta buena sintonía, al asistir, junto a arzobispo Martínez Sistach, al VI Congreso de la escuela cristiana de Cataluña, que aglutina una red de colegios concertados que representa una cuarta parte de los alumnos catalanes.

Por su parte, en el País Vasco -comunidad que tiene transferida la competencia de Educación- el clero no ha debatido ninguna de las iniciativas de la Conferencia Episcopal. Ayer, ni se recogieron firmas contra la política educativa del Gobierno central ni se repartieron folletos contra la eutanasia en ninguna de las parroquias vascas. Tampoco se hizo mención a una u otra cuestión en las homilías de los sacerdotes.

Portavoces de la diócesis de San Sebastián confirmaron que ni siquiera habían recibido los folletos anunciados por la Conferencia Episcopal en contra de la eutanasia para que fueran repartidos. "No hemos recibido nada de nada", subrayaron. Las mismas fuentes indicaron que desconocían si las tres diócesis han mantenido alguna reunión para valorar la postura de la Conferencia Episcopal ante la política del Gobierno socialista. En cualquier caso, portavoces de la Iglesia donostiarra indicaron que "la diócesis no hace campaña ni a favor ni en contra de nada, ni de la manifestación ni de la recogida de firmas".

Matrimonio

El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, sí expresó ayer su "enérgica" defensa del matrimonio entre un hombre y una mujer, y manifestó su compromiso de mantener este mensaje en la diócesis donostiarra "aunque no le alegre los oídos a algunos". Uriarte, que presidió en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián una eucaristía, se reafirmó en su defensa del matrimonio heterosexual.

Entre el clero vizcaíno hay "un cierto malestar", según reconocieron fuentes de la Iglesia en ese territorio, tanto por el discurso del Gobierno central y el cuestionamiento de "todos los temas que pueden poner nervioso al sector más conservador" de la Conferencia Episcopal, como por las acciones de ésta. "La Iglesia vasca no se identifica con el conjunto de la ofensiva que desde la Conferencia Episcopal se realiza contra el Gobierno socialista", indican las mismas fuentes.

El portavoz del PP en la comisión de Sanidad del Congreso, Mario Mingo, calificó ayer de "muy positiva" la campaña contra la eutanasia emprendida por la Conferencia Episcopal.

 

 

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