Revista de Premsa

 

 

08-12-2004

INFORME PISA A LA PREMSA:

 

EL PAIS:  España, a la cola

La Vanguardia: Suspenso educativo  

El Periódic:  Suspens a l'escola

 

EL PAIS:  España, a la cola

 

La radiografía del estado de la educación en los países de la OCDE, el Informe PISA 2003, ha hecho saltar la alarma sobre los malos resultados obtenidos por el sistema español. Aunque los conocimientos y habilidades de los españoles en matemáticas, comprensión lectora y cultura científica ya aparecían a la cola de los países desarrollados en 2000, el macroestudio hecho público el lunes revela un preocupante estancamiento, e incluso un empeoramiento en lectura. Estos resultados cobran especial relevancia al incidir en el debate sobre la reforma del sistema educativo no universitario.

El Ministerio de Educación, a través de su secretario general, Alejandro Tiana, ha asegurado que tomará nota de cara a los cambios que prepara, pero ha señalado con alarmante complacencia que el puesto que ocupa España es el que le corresponde según su nivel de cultura y riqueza. Una afirmación que se compadece mal con la realidad, pues varios países recién incorporados a la UE, con una renta media sensiblemente más baja, aparecen por delante. Está claro que ni se han puesto los medios adecuados ni se han promovido políticas efectivas para situar a España en el nivel de los países más avanzados de Europa. Bastan para demostrarlo los ejemplos de Polonia -que en apenas cuatro años ha hecho mejorar su educación con una reforma educativa acertada- o el de Irlanda, que casi con la misma inversión por alumno que España consigue mejores calificaciones.

Entre los factores que influyen en el suspenso español destaca la baja inversión que históricamente se ha destinado a la educación, con un gasto por alumno por debajo de la media de la OCDE. También inciden la escasa inversión en infraestructuras públicas y la falta de políticas de incentivación del profesorado. Así como los cambios sociales que ha experimentado España, con un aumento de alumnos inmigrantes (unos 100.000 más al año), al que no se ha respondido con el esfuerzo necesario, y el distanciamiento entre los centros educativos y las familias.

Para enfrentarse a estos retos, un sistema educativo de calidad y de futuro debe buscar la elevación del nivel de todos sus alumnos, que es la manera de incrementar a medio plazo el de todo el país, mediante una seria apuesta de Estado con la colaboración de las comunidades autónomas. No estaría mal que el Gobierno empezara por analizar y, en su caso, aprender de los modelos desarrollados en las tres comunidades autónomas que se han analizado en este informe (Castilla y León, Cataluña y el País Vasco), que han obtenido resultados por encima de media española.

La Vanguardia: Suspenso educativo

 

No es nuevo que la calidad de la educación de España esté por debajo de la media de los 29 países de la OCDE. Lo mismo advirtió esta institución a través del informe Pisa hace cuatro años. Lo grave es que estemos igual que entonces y que, en todo este tiempo, no se hayan adoptado medidas efectivas para paliar este problema. Pero mucho peor es la tranquilidad con la que una vez más las autoridades españolas, y en menor medida las catalanas -que son las responsables por tener las competencias traspasadas-, han reaccionado a esta certificación de que el país no está formando bien a su juventud. En Austria nada más conocerse que había sufrido un retroceso en su calidad de enseñanza se ha generado un auténtico debate nacional. En Alemania, situada en la mitad del ranking,el gobierno ya ha anunciado un replanteamiento del sistema educativo a la vista de los fallos detectados. Son diferencias culturales y políticas que marcan el desarrollo de una sociedad.

El motor del progreso de un país es la combinación de dos factores: la capacidad empresarial y la formación de la población. Aquí tenemos puesta la atención en las infraestructuras de cemento y, a menudo, tendemos a situar en segundo o tercer lugar de nuestras prioridades la educación. Craso error. Si queremos garantizar un futuro de bienestar y progreso en el marco de la competitividad global en la que vive el mundo, hemos de cuidar la educación por encima de todo. Y Catalunya, que aspira a posiciones de liderazgo económico, cultural y social en una macrorregión europea, con mucha más razón debe atender esta cuestión. La responsabilidad no sólo es del Gobierno, sino del conjunto de la sociedad.

Catalunya, y por supuesto también el resto del Estado, deben plantearse lograr la excelencia en la enseñanza como prioridad absoluta a todos niveles. Gran Bretaña hace años que afrontó la puesta al día de su educación, con encuestas y tests anuales en cada nivel de la enseñanza, para detectar los fallos y corregirlos de inmediato, con objeto de que ninguna generación pudiera perder conocimientos. Además, en su Parlamento, también cada año se realiza un amplio debate sobre el estado de la educación. El Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados deberían adoptar iniciativas similares para concienciar al conjunto de la sociedad y lograr mejorar la calidad de la enseñanza. El país se juega demasiado como para no reaccionar al nuevo aviso que nos han dado.

 

El Periódico:  Suspens a l'escola

 

El mediocre nivell educatiu espanyol pot impedir que competim en la societat del coneixement

El segon informe triennal de l'OCDE sobre el nivell dels estudiants de 15 anys en 41 països desenvolupats ha tornat a oferir resultats decebedors per a Espanya. Tant en cultura matemàtica i científica com en comprensió lectora, els escolars espanyols --incloent-hi els catalans-- queden per sota de la mitjana. Sí que sembla haver-se aconseguit un sistema equitatiu, acollidor i amb poc conflicte entre els adolescents i la institució educativa. Però amb això no n'hi ha prou.

Davant dels problemes de l'educació a Espanya, sembla que només se sàpiguen proposar reformes de lleis orgàniques i plans d'estudi més exhaustius. No obstant, la lliçó dels països amb més bons resultats acadèmics en el citat estudi demostra que la via de l'èxit és una altra: destinar més recursos i donar autonomia als centres perquè el professorat senti que pot i ha de permetre's més exigència, en lloc d'estar permanentment sobrepassat per les circumstàncies. Un conjunt de mitjans, responsabilitat i objectius que permetin estimular els alumnes amb més dificultats, que són massa, i incentivar els que tenen possibilitats d'arribar a l'excel.lència acadèmica, que són massa pocs.

 

 

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