STEPV-Iv

GUÍA PARA LA PREVENCIÓN EN SALUD LABORAL

Principios de acción sindical en salud laboral

 

1.- Que la democracia entre en los centros de trabajo
2.- Siempre se puede evitar el daño a la salud
3.- No se puede dejar la prevención en manos de profesionales técnicos.
4.- La salud no se vende
5.- Identificar los riesgos… y acabar con ellos.
6.- Concienciación y movilización, garantías de solución
7.- Ningún centro sin Delegada/o de Prevención.
8.- Crear una cultura de prevención

1.- Que la democracia entre en los centros de trabajo

Hasta ahora la capacidad de la empresa para organizar el trabajo a su antojo ha sido una realidad incuestionable, recogida incluso expresamente en más de un convenio colectivo. Sin embargo, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, viene a cuestionar este precepto:

* Obliga a la empresa a organizar su actividad de manera que no se vea perjudicada la seguridad ni la salud de su personal.

* Obliga a la empresa a informar y a consultar con la representación del personal todas aquellas cuestiones relacionadas con su seguridad y su salud, incluyendo dentro de éstas las relativas a su organización y ordenación que influyan en la magnitud de los riesgos existentes.

2.- Siempre se puede evitar el daño a la salud

Es prácticamente imposible encontrar situaciones de riesgo que no admitan algún tipo de medida de prevención. Sirva como ejemplo señalar que el índice de riesgo de un minero en Suecia es el mismo que el de un trabajador de Banca.

El artículo 15 de la Ley deja bien clara la obligación empresarial de evitar los riesgos, evaluar los que no se puedan evitar, combatir los riesgos en origen, sustituir lo peligroso por algo que no lo sea y planificar la prevención.

3.- No se puede dejar la prevención en manos de profesionales técnicos.

Ni la determinación de los riesgos ni la de las medidas de prevención son algo "neutro", ajeno al continuo conflicto de intereses entre empresa y trabajadoras/es. Por ello hay que considerar la prevención como algo que hay que negociar. La determinación de cuánto riesgo es mucho riesgo no es algo que se pueda definir de forma aséptica. Según Einstein, la duración de un minuto de espera ante un baño ocupado depende del lado de la puerta del baño en el que se esté.

Además, las personas trabajadoras son quienes mejor conocen las circunstancias en que se desenvuelve su trabajo y cómo mejorarlas. Sin sus conocimientos y experiencia es imposible diseñar una prevención eficaz. Y sin su implicación y participación, cualquier plan de prevención está condenado al fracaso.

4.- La salud no se vende

La salud no es algo que se pueda cambiar por dinero. Vender la fuerza de trabajo no presupone vender la salud. Hay que obligar al empresario a eliminar el riesgo. Para ello, las personas trabajadoras debemos ser las primeras en responsabilizarnos de la defensa de nuestra salud, exigiendo unas condiciones de trabajo que no la deterioren.

5.- Identificar los riesgos… y acabar con ellos.

 El mejor indicador de la existencia de riesgo es el malestar que el propio trabajo genera entre las trabajadoras/es. Pero muchas veces ni siquiera las propias personas afectadas son conscientes de la causa de ese malestar. Por ello hay que destapar los problemas que en principio parecen individuales, sacarlos a la luz y convertirlos en algo colectivo, porque su solución requiere una acción colectiva.

Por tanto, no hay que esperar a tener hecha la evaluación de riesgos de toda la empresa para resolver los problemas que ya están identificados. Hay que exigir que se solucionen ya.

Los reconocimientos médicos deben ayudar a identificar los riesgos y a adoptar las medidas preventivas pertinentes, pero para ello deben dejar de ser una prueba de tipo general en la que no se abordan los aspectos de salud relacionados con cada puesto de trabajo.

6.- Concienciación y movilización, garantías de solución

No se puede confiar toda la acción sindical en materia de salud laboral a las denuncias que formulemos a Inspección de Trabajo. Este es un organismo bastante saturado y en muchos casos nos encontraremos con inspectores que no tienen ningún interés en resolver nada. La mayor garantía para la solución de los problemas es, en primer lugar la información y concienciación de las trabajadoras/es y, si es posible, su movilización. El uso de los medios de comunicación debe también jugar un papel importante. Muchos empresarios y gestores políticos preferirían antes pagar la multa de Inspección que verse denunciados en la prensa, radio, etc.

La nueva ley establece una serie de obligaciones empresariales cuyo cumplimiento hay que exigir, pero la garantía de que lo podamos conseguir está en la presión que las personas trabajadoras hagamos para que la Ley no sea papel mojado.

7.- Ningún centro sin Delegada/o de Prevención.

La situación anterior a la aprobación de la Ley era que la mayoría de las empresas no tenían constituidos los Comités de Seguridad e Higiene y que la mayoría de los que estaban constituidos no funcionaban. La aprobación de la Ley debe dar un giro de 180º a esta situación, si no queremos que ocurra con esta Ley lo mismo que con la de control de los contratos. Para que esta vez no quede todo en papel mojado, hay que poner manos a la obra ahora.

Debemos poner toda la carne en el asador para conseguir cuatro objetivos fundamentales:

* Que no quede un sólo centro de trabajo sin elegir las Delegadas/os de Prevención que por la Ley o su Convenio le corresponden y sin constituir el Comité de Seguridad y Salud. Las Delegadas/os de Prevención deben registrase en las Delegaciones de Trabajo, al igual que se hace con los resultados de las elecciones sindicales. En el caso de que en la Delegación os digan que no hay impresos para comunicar la elección de D.P.s, pídelos en el sindicato.

* Que en los sectores más numerosos y dispersos, como la enseñanza pública no universitaria, el propio centro docente sea el ámbito de determinación de las Delegadas/os de Prevención que correspondan según el número de trabajadoras/es. Estas Delegadas/os de Prevención formarían parte del Comité de Seguridad y Salud de cada Circunscripción.

* Que puedan ser Delegadas/os de Prevención trabajadoras/es que no sean ya delegadas/os de personal o miembros del Comité de Empresa o de la Junta de Personal. Hay que tender a que la actividad sindical en materia de salud laboral sea desarrollada allá donde sea posible por personas específicamente dedicadas a ello. Esta posibilidad deberá ser recogida en el Convenio Colectivo o Acuerdo, así como la dotación de horas sindicales específicas.

* Que el/la Delegada/o de Prevención juegue un papel activo. Debe identificar los riesgos inspeccionando los centros y los puestos de trabajo y recogiendo sistemáticamente las opiniones de las trabajadoras/es. Debe evaluar la importancia del problema detectado y analizarlo teniendo en cuenta los aspectos técnicos y legales. Debe informar a las trabajadoras/es, asesorarles y discutir con las personas afectadas las propuestas de mejora. Debe participar en las visitas de la Inspección de Trabajo y de los profesionales técnicos que efectúen la evaluación de riesgos y contrastar con ellas/os sus opiniones. Debe proponer soluciones a los problemas detectados y negociar con la empresa las medidas a tomar.

Para todo ello, las Delegadas/os de Prevención precisan de unos medios y una formación que debe correr a cargo de la empresa. En algunos convenios ya se está especificando un mínimo de 80 horas anuales de formación para las/os D.P., con el fin de no dejar todo a la buena voluntad de la empresa. No obstante, en todas las sedes del STEPV-iv encontrarán material suficiente para formarse adecuadamente, y contarán con el apoyo de un grupo de trabajo formado por Delegadas/os de Prevención de los distintos sectores de la enseñanza en el Pais Valencià. Además, el STEPV-iv se ha integrado en la Red Europea de Activistas en Salud laboral, mediante la cual pondremos en común nuestras experiencias con trabajadoras/es y activistas de toda Europa.

8.- Crear una cultura de prevención

El sistema educativo debe jugar un papel fundamental en la instauración de una cultura de prevención de los riesgos laborales en nuestra sociedad. Ello exige, por una parte, la creación de titulaciones específicas en este área, pero, sobre todo, que el impulso a esa cultura preventiva esté presente en todos los niveles educativos.

En algunos libros de texto que se utilizan hoy en día en nuestros centros de primaria y secundaria no se cuida este aspecto y los escolares asimilan como normal el trabajo en una cadena de montaje sin protección para las personas trabajadoras o el uso de grúas sin medidas de seguridad, por citar solo dos ejemplos.

En las carreras universitarias o estudios de FP en los que existen asignaturas de seguridad e higiene, son unas auténticas "Marías", que no reciben dentro de los planes de estudios la importancia que debieran.

Hay que darle la vuelta a esta situación. En una situación social en la que la precariedad del empleo es el mayor obstáculo para la consecución de unos mejores niveles de seguridad y salud, cobra todavía mayor importancia que exista una cultura de prevención y que todas las personas que acceden al mercado laboral estén ya mentalizadas y sean conscientes de que la salud no se vende.

tornar al començament            tornar a la pàgina inicial